Blog de seguridad y defensa

sábado, 1 de diciembre de 2007

Despues de la transformación...más transformación, la de las mentalidades y el adiestramiento.


“Transformation has been interpreted exclusively as a technological challenge. So far we have spent billions to gain a few additional meters of precision, knots of speed or bits of bandwidth. Some of that money might be better spent in improving how well our military thinks and studies war in an effort to create a parallel transformational universe based on cognition and cultural awareness. War is a thinking man’s game. A military all too acculturated to solving warfighting problems with technology alone should begin now to recognize that wars must fought with intellect.”

Major General Robert Scales ante el Congreso de EEUU.

"The enemy is more networked than we are and his commander’s intent more broadly known that ours.”

Major General John Abizaid Comandante CENTCOM hasta marzo de 2007.
Conferencia ante el U.S. Naval Institute. Agosto 2007

Aprovechando que La Harka propone el debate sobre la Network Centric Warfare, he desempolvado algunos apuntes hechos sobre el asunto. Algunos aspectos de la NCW (NEC en el Reino Unido) no son del todo entendidos y los mitos la preceden. Yo intento aportar algo de luz al asunto.

En 1998 cuando el Almirante Cebrowski y el Comandante USAF Garstka –que se conocieron en 1991 tras la guerra del Golfo donde Cebrowski estuvo al mando de un portaaviones-, escribieron su famoso ensayo "Network-Centric Warfare (NCW): Its Origin and Future", no sólo propusieron una novedosa idea de cómo conducir operaciones sino que, sin querer, señalaron un nuevo rumbo en la aproximación que EEUU haría de la Guerra hacia el futuro. Este rumbo, junto al de la Revolución de los Asuntos Militares (RMA) ha sido el que ha guiado la nave mientras el Secretario Rumsfeld ha estado al timón.

Ya dije que desde luego la guerra del Golfo del 91 –la primera de la naciente era hegemónica estadounidense- fue determinante para todos los países occidentales ya que supuso la primera vez que se ponía a prueba verdaderamente la capacidad y la filosofía militar occidental, contra una filosofía y capacidad del casi extinto modelo soviético. El M-1 contra los T-72, los Patriot contra los SCUD, los F-14 y los Tornados contra los MIG más avanzados, los cinturones defensivos frente a la maniobra en profundidad. Por fin se demostraba que “la calidad” triunfaba definitivamente frente a “la masa” con un número muy limitado de bajas propias por nuestra superioridad tecnológica y nuestra elevada preparación.

La situación era demasiado tentadora como para no aprovecharla. La solución era clara, la mayor parte de los estrategas político-militares que tenían que planear el futuro de las FAS miraron a esta última gran guerra y decidieron que, ante la incertidumbre, la receta aplicada allí sería la más adecuada, al menos ya había demostrado sus bondades. El propio Gartska lo desarrolló en profundidad en el libro NETWORK CENTRIC WARFARE: Developing and Leveraging Information Superiority.

En realidad RMA, NCW y EBO (Effects Based Operations) han sido la tridente con el que Rumsfeld arremetió contra sus FAS y el mero hecho de que así fuera está pasando factura a conceptos que son del todo aprovechables para mejorar la conducción de las operaciones. Que ambos tres fueran escogidos para la transformación y que la RMA haya sido definitivamente abandonada como mascarón de proa, no significa que se daba enterrar todo ello. Pero sí conviene ponerlo en su sitio, en el de un avance más en la interminable carrera por acometer el futuro con éxito.

El pasado miércoles, la página militar estadounidense “Small Wars Journal” recomendó el artículo How Technology Almost Lost the War: In Iraq, the Critical Networks Are Social — Not Electronic de Noah Shachtman. En él se reflexiona con el protagonista vivo –Garstka-, y con el General Petraeus –entre otros-, sobre la influencia del concepto Network Centric Warfare (NCW) en el Ejército de EEUU y su vigencia. Para casi todos, la revolución NCW no es tal, ni tan útil, aunque esto no signifique que no aporte indudables avances en muchos aspectos de la conducción. Aunque para ser justos, no se debe obviar la afirmación que Gartska realiza en su propia defensa:

"... people have hijacked the term network-centric warfare to mean all sorts of things, from investing in fiber optics to rejiggering an organizational chart, without really understanding what it means"

Sea como sea, la centralización en la conducción de las operaciones, y su concepto base NCW, parece haber caído en desgracia tras las experiencias de Afganistán e Irak, o al menos ha dejado de ser la piedra angular de la transformación de las FAS de EEUU. Quizás el propio Garstka da una clave para ello cuando sugiere que la revolución en asuntos militares (RMA) y la Network Centric Warfare fueron pensados para otras guerras –las de alta intensidad en espacios de batalla vacíos-, y por tanto son de difícil adaptación a otras operaciones de carácter sustancialmente distintas, esas que en la doctrina estadounidense se denominan Military operations Other Than War (MOOTW) y que en la Doctrina Terrestre española se denominan operaciones no bélicas –que no son igual al manido, erróneo e inexistente concepto de “operación de paz”-.

En definitiva, la revolución que las FAS sufrieron tras la guerra fría y que se generalizó en todos los países de occidente apostó decididamente por un modelo casi monolítico de respuesta: la superioridad tecnológica en el enfrentamiento convencional. Las campañas de Kuwait, Bosnia y Kosovo nos reafirmaron en ello. La hegemonía occidental sería ya definitiva. Pero no lo fue.

La operación Anaconda nos hizo despertar de este nuevo cálido sueño y demostró que estas FAS no eran tan eficaces para las nuevas batallas que sus países les requerían. Poco proyectables y pensadas para la superioridad en los conflictos convencionales a través de la tecnología, se tenían que enfrentar de repente –y con urgencia- a fuerzas ligeras numerosas, con métodos irregulares, de naturaleza insidiosa, difícilmente localizable, con elevada moral y en un terreno que exigía echar ineludiblemente pié a tierra y husmear cada palmo de terreno para su derrota. De todos es sabido el resultado, esta primera guerra del siglo XXI había encontrado a las FAS de EEUU con el paso cambiado. Numerosas lecciones aprendidas surgieron de esta operación. Algunas se han desclasificado y se pueden encontrar en: “The Anaconda Problem: The Information Age RMA meets Napoleon” de Andres, Richard and Davis, Mark para la International Studies Association. (2007). En sus propias palabras: “The result for Anaconda was operational incompetence and chaos”. Hoy los Talibanes de nuevo dominan, para nuestra sorpresa, el 54 % de Afganistán.

La revolución emprendida años atrás, de repente no era útil frente a las demandas políticas de actuación ante nuevas amenazas. Como afirmó recientemente Javier Solana en su conferencia “Algunas reflexiones sobre la actualidad internacional” en el Real Instituto Elcano:

“Podemos enterrar definitivamente el mundo que vivimos, de forma fugaz, al final de la guerra fría.”.

Y es que como dijo ante el Congreso de EEUU el General Scales –y otros antes y después que él-, la guerra es un enfrentamiento de voluntades, las operaciones son un duelo de esfuerzos intelectuales, y las acciones tácticas son un pulso de compresiones. Todo ello -voluntad, intelecto y comprensión- está influido y favorecido por la información oportuna y veraz, condicionante sobre el que el NCW y la RMA pueden ejercer como factor multiplicador (agilizando planes, coordinando fuegos, agilizando la logística y proporcionado inteligencia en el momento oportuno); pero no es suficiente. La información sin el conocimiento próximo, humano y actual del ambiente del que proviene es un elemento de distorsión a la hora de tomar decisiones. Por ello, es un error el creer que se pueden tomar decisiones en el nivel táctico desde lejanos puestos de mando por el simple hecho de tener mucha información disponible.

La única y mejor manera de operar en red, como el General Abizaid apunta en la cita inicial de este ensayo, es la conexión humana, la conexión de propósitos, la conexión con el ambiente. A ello favorecerá la NCW, pero nunca será ni suficiente, ni siquiera debiera ser indispensable.

Lo que sí será indispensable es la creciente preparación de las fuerzas en el esfuerzo por comprender la complejidad del ambiente en el que operan, cada vez a nivel más bajo. Esta es la siguiente etapa de la transformación. La transformación de las mentalidades y la cultura de las organizaciones. La etapa más difícil y compleja. La etapa necesaria para sobreponerse a esta “Culture-Centric Warfare” que dibuja el General Scales. Su receta ante el Congreso de EEUU es digna de estudiar. Principalmente en lo tocante a los sistemas de enseñanza y adiestramiento, aquellos que más obsoletos se están quedando.

El Cabo Estratégico coadyuvará al cumplimiento de la misión conociendo en detalle el propósito de su Comandante en Jefe, e intentando llevarlo a cabo a través de su profunda conexión con el ambiente que opera. En definitiva, conectando la red humana de propósitos y voluntades superiores con la red humana y física del ambiente en el que tiene que implementarlos. Para ello la NCW le apoyará, pero si sólo se basa en ella, le aislará del entorno y le impedirá tener un buen juicio de la situación. A este respecto conviene leer el ensayo “Will Judgment Be a Casualty of NCW?” del TCol. Larry LeGree, U.S. Navy Proceedings, October 2004.

Aquellos que sean capaces de integrar y gestionar la abundante información a su disposición con un conocimiento próximo de la cultura, la población y el terreno al detalle en el que operan, serán los que con toda probabilidad están del lado ganador en el momento del contacto con el adversario.

Y lograr esto no será fácil, porque nuestro próximo conflicto –como el que ya tenemos encima en Afganistán- será aquel en el que tengamos que hacer frente a operaciones muy diversas que se nos presentaran enredadas simultáneamente en un mismo área de operaciones, de alta y baja intensidad, de reconstrucción y contrainsurgentes, humanitarias y de lucha contra terrorista; y es que casi con toda seguridad, nuestra fuerza en el futuro tendrá que estar preparada para llevar a cabo operaciones de tres bloques… y aún más.

7 comentarios:

  1. lo que se propone ,si no lo he entendido mal es dejar a los escalones inferiores,el ¿cómo? de la misión, siendo responsabilidad del mando,el ¿qué hacer?, en definitiva dar más libertad a las unidades sobre el terreno, Asi el mando debería de indicar ordenes del tipo: que el enemigo no cruce el rio, en vez de ocupe la cota 63 por mucho que esta sea la altura dominante sobre el lecho del rio, sin embargo la rígida jerarquización de las ordenes dejan poco margen, por otro lado en España no se concede suficiente valor al papel táctico de los suboficiales y sus decisiones son por decirlo cuando menos poco libres, no sé quiza sea este el futuro pero en este aspecto en España esta todo por hacer. un saludo

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  2. Ufff.....
    Con que tacto lo ha expresado usted.
    Si estamos aún intentando asumir lo que otros dieron como bueno y ya comienzan a abandonar!
    Esto no queda aún muuuuuuy lejos. Cualquiera que conozca la realidad de nuestras FAS lo sabe.
    La mochila que se arrastra aún pesa demasiado.
    Un saludo.

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  3. Pues sí, es verdad. Nos queda mucho camino en muchos asuntos. Demasiados.

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  4. No estáis solos. Hay más gente "al loro". Shoulder to Shoulder.

    J.

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  5. ¡coño! Jorge que inquietante, cuenta cuenta...

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  6. Dentro de NEC/NCW tengo entendido que existe un concepto denominado "Power to the edge" que más o menos implica lo que significa: dar más poder a los extremos, a los mandos tácticos.

    NEC en el fondo, al menos en el aspecto técnico que es el que yo conozco, pretende poner a disposición de todo aquel con necesidad de conocer, toda la información necesaria para tomar la decisión correcta en el momento correcto. Así por ejemplo, los UAVs enviarían la señal de video al mando táctico a cargo de una operación, no sólo al CGE.

    Pero en un reciente seminario sobre NEC en la EDA, la expresión más coreada fue: "el problema de NEC no es un problema de tecnología (espero que esto no sea cierto porque me quedo en paro), sino de mentalidad". Vamos, que mucho les queda por cambiar a los altos mandos de las FAS (de aquí y de fuera) para que dejen la capacidad de decidir y actuar sobre los mandos tácticos.

    Pero como con todo, supongo que poco a poco...

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  7. ejar a los escalones inferiores,el ¿cómo? de la misión, siendo responsabilidad del mando,el ¿qué hacer?, en definitiva dar más libertad a las unidades sobre el terreno

    Debo ahberlo entendido mal, con tanta sigla, designacion en ingles, aires de modernismo, high technology y tal, eso lo hacian los alemanes en la 2ª G.M. !!!!

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